El gato siamés es una de las razas más conocidas en todo el mundo, y
el interés que generan se debe no sólo a su especial atractivo físico, sino a
que tiene todas las características de un felino llevadas al extremo (salvo la
agresividad con los humanos). Así, es una raza muy curiosa, atlética, y, a la
vez, cariñosa.
Gato Siamés: Su origen
El origen del gato siamés se encuentra en Tailandia (antiguo Reino
de Siam, de ahí su nombre). A finales del siglo XIX fueron llevados a
Inglaterra y EEUU, desde donde empezó a ganar fama y fue haciéndose un hueco en
las exposiciones felinas.
Se les considera un animal de
gran valor, puesto que ya en su origen, cuando eran criados en el Reino de
Siam, estos gatos se reservaban para la
realeza, por contar con un color blanco puro al nacer.
Se pueden diferenciar a dos
tipos de Siamés. Por un lado, encontramos el Siamés Thai, que es aquél originario del Reino de Siam, y que ha
seguido siendo criado desde entonces. Por otro lado, encontramos el Siamés Moderno, que es el que llegó a
Occidente, y que ha ido siendo seleccionado con el fin de obtener un ejemplar
más estilizado.
Características del gato siamés
Como decíamos más arriba, el
gato siamés es reconocido por ser un
gato especialmente bello, con colores que van desde el blanco al negro,
pasando por el canela, siempre manteniendo esa tonalidad marrón. Es habitual
que cuente con un pelaje donde están presentes todos esos tonos.
Pero también es reconocido por
ser un animal especialmente curioso. Tanto es así que si llegan visitas a tu hogar,
no es extraño que acuda a saludarlas.
Y, en el caso de que corriera a esconderse, vigilaría continuamente qué es lo
que hacen esos extraños en su hogar, sin dejar de prestarles atención.
Por otro lado, son animales muy ágiles, lo cual puede
apreciarse en su musculatura, mucho más marcada que en otros gatos considerados
más tranquilos. Pese a ser muy cariñoso, puede llegar a ser, también, muy
activo, lo que, en ocasiones, puede llegar a preocupar a los dueños,
especialmente si viven en un piso.
Por el lado negativo, cabe
destacar que es un gato muy propenso a
sufrir estrabismo (los ojos son incapaces de enfocar al mismo punto), lo
que les dificulta el obtener una correcta visión de profundidad, y, por lo
tanto, pueden caer al saltar de un punto a otro, o chocarse contra objetos si
van a mucha velocidad.
Por último, cabe señalar que es
una raza especialmente "pesada"
cuando llega la época del celo, por lo que puede
llegar a causar problemas en las relaciones vecinales si vive en un piso.
Como puedes ver, el gato siamés cuenta con unas
características inconfundibles, que le han hecho estar presente desde hace
muchos años en los hogares de medio mundo. Sin embargo, es una raza que tiende
a sufrir algunos problemas de salud, y que requiere algunos cuidados que sólo
una persona responsable puede ofrecerle.
No comments:
Post a Comment